lunes, 30 de diciembre de 2013

One thousand memories

Buenas a todos!

Cada viaje, cada aventura, cada vez que me voy a vivir a alguna otra parte, os cuento mediante un blog mis vivencias. Es mi manera de trasladaros allí, a la vez que siento que estoy un poco más cerca de vosotros.

Para mí un blog es más que una serie de artículos ordenados por fecha y etiquetados por categorías. Es el cómo se perciben las cosas de una manera completamente subjetiva y personal. Es el modo con el que se interacciona con las personas que no están allí para compartir tus experiencias. En definitiva, es el reflejo de uno mismo. 

Y en mi caso, cada blog que tengo marca una etapa en mi vida. Y como dijo alguien, "todo lo que tiene un comienzo, tiene un final". Así que, acabando los unfinished business antes de que finalice el año, voy a dar clausura a China 101.

Y no lo hago triste! Lo hago con una increíble experiencia a mis espaldas, decenas de nuevos amigos y más de mil recuerdos inolvidables. Para la ocasión, y dado que este diciembre SÍ recibiré al nuevo año de la manera tradicional, he pensado compartir un vídeo sobre cómo fue el año nuevo chino, que edité estando allí. Si consigo transmitir una pequeña parte de lo que fue para mí me sentiré más que satisfecho.


And.... that's it. Espero que hayáis pasado buenos ratos leyéndome y riendo con mis historias. Para mí ha sido una etapa única, buena, una etapa de cambio. Si pudiera hablar con el Tony que estaba a punto de pillar el vuelo aquel 25 de septiembre de 2012, le diría que todo va a ir bien. Le diría que va a aprender más de lo que se imagina, y que va a conocer gente increíble. Que ya no volverá a ser igual, pero seguirá siendo él mismo. Y por último, le diría que el viaje no sólo consiste el recorrer kilómetros y descubrir nuevos lugares, costumbres y amistades; sino que el verdadero viaje es aquel que se realiza dentro de uno mismo.

Un abrazo a todos. 再见!!

jueves, 28 de marzo de 2013

Sólo en China: Noodles

¿Qué comen los chinos?

- Rollitos de primavera! Arroz tres delicias! Pan de gambas!

Pues no.

Comen muchas, muchas cosas. Y prácticamente ninguna de las que creemos en España. Y aunque no haga de este post la entrada gastronómica del blog, os diré que ninguno de los "fideos" que preparan en los restaurantes chinos de España se pueden comparar a los noodles hechos en un sencillo garito en el que comes en la calle sentado en un taburete cojo.

Os dejo un vídeo que tomé en Shanghai ;)



PD: Notad que si el "mozo de los noodles" doblase la masa 10 veces, tendríamos la modesta cantidad de algo más de 1000 noodles. Cortesía de la propiedad exponencial y sus curiosas implicaciones ;)

martes, 19 de marzo de 2013

Teléfonos, dumplings y cenicientas de saldo y esquina

Buenas!

Todo pasó ayer. Y muy rápido.

Estaba tranquilamente en mi habitación después de una dura jornada laboral [1], cuando sonó el teléfono.

- "Wei ni hao" - dije en Chino, al ser un número que no tenía y dando la falsa esperanza a mi interlocutor de que seguiríamos en su idioma.

Ufff, os pondría lo que me dijo, pero no lo entendí del todo.  Con voz de chica, muy exaltada y alternando entre inglés y chino a toda pastilla.  De los fragmentos que pude extraer, entendí varias cosas:

"voy a tu casa a las 7.00"
"te voy a traer Dumplings"
"nos vemos ahora!"

WTF¡¡?? Como supe que en inglés no íbamos a entendernos, probe con mi chino básico.  Así que le empecé a preguntar cosas tipo "pero sabes dónde vivo?", "nos conocemos?" o "a ver alma de pollo, como te llamas?" (si el alma de pollo, claro... que no se cómo se dice xD).  Nada. Mas gritos, más alegría y más palabras ininteligibles.

"Ays.." - pensé - "estas prostitutas que prueban teléfonos al azar ya te llaman hasta por la tarde".

Se lo comenté a mi compi de piso, probamos si él tenía el teléfono, y después nos estuvimos riendo un rato. Hasta que sonó el timbre.  Ilán abrió la puerta y me oí un:

- Tony, hay una mujer al otro lado.


Quería soltar un "pues que se vaya al ver al guardia de la puerta norte, que está muy solo el pobre", pero la verdad es que no estaba el horno para bollos. Ni para bromas. Así que abrimos la puerta mientras intentaba recordar la cara que se les ponía antaño a los vendedores de enciclopedias [2]. Un niño entró escopeteado al comedor chillando:

- Teacher!! Teacher!!! My mother prepare dumplings for you!!

Y entonces lo entendí todo, y se lo expliqué a mi roomie.

- "Es uno de mis estudiantes. Probablemente ha sido él quien ha llamado antes. Y esta es su madre, que nos trae dumplings recién hechos. Y no es prostituta" - dije mientras la madre asentía con la bandeja en las manos, sin entender nada.

Les dí las gracias y la madre me explicó durante un rato el método de preparación:  hervirlos.

El niño y la madre se fueron muy contentos de casa, e Ilán y yo nos quedamos con la bandejada de dumplings.  Me quedé pensado un rato, y me di cuenta de que voy a echar de menos muchas, muchas cosas cuando llegue a España.  Entre ellas a los críos. Porque aunque salten, chillen, no atiendan y se coman todo el pato en el restaurante... siempre te alegra el día que al final de clase se vayan diciendo "I love you teacher :D!".

¿Para vosotros? Os dejo esta foto.


Y para mí, me quedo el abrazo conjunto que me dieron el otro día, cuando les dije que volvía a mi país :)

Saludos!

[1]: si por jornada laboral entendemos el curro que hace un pobre intern en una empresa china...
[2]: Nota para los lectores nacidos en los 90s: antes las enciclopedias estaban en papel, y señores/as con traje las iban vendiendo puerta por puerta, molestando como si testigos de Jehová se tratasen.

martes, 12 de marzo de 2013

Puñalada trapera


Buenas a todos!

El post de hoy va sobre chinitos, fiesta de cumpleaños y puñaladas. No literales (no os imaginéis nada bestia, ahora que leo la descripción inicial), sino más bien puñaladas traperas. De las más traperas que he recibido nunca.


Todo comienza el día que decido que necesito pasta y decido dar clases de inglés los fines de semana a los students de Miguel, actualmente en España por unas semanas hasta que vuelva a China. ¿Los crios? Muy monos, 10 años. ¿Las clases? Extenuantes, sería la palabra. El 70% de mis energías se centran en que no pierdan la atención y no se pongan a luchar los unos con los otros o empiecen a dar saltos por mi sofá. La cuestión es que pagan mucho dinero y sale muy a cuenta esa hora y media de sufrimiento.

Los que me conocen, sabrán que se me dan bien los niños. Así que me los tengo que ganar. A ellos, y a sus padres. Sin embargo, si inviertes demasiados esfuerzos en tal campaña, acaban ocurriendo cosas tipo:

- Hola Tony. El domingo es el cumpleaños de mi hijo y me ha dicho que le haría mucha ilusión que tú estuvieras allí en ese día especial, en su 12 cumpleñaos.

Pues nada... a morir al palo. Si a la pobre mujer le digo que no en medio de la oficina, tiene que venir la de la limpieza a recoger su cara a pedazos, toda por el suelo.

- Que venga también tu compañero de piso, Ilán.

PUM!! Sinceramente, no esperaba que también le disparasen de mala manera :D

Total, que el pasado domingo a eso de las 11, me pasé por el restaurante donde se celebraba el cumpleaños. Os mentiría si os dijera que no tenía ni idea de cual era mi cometido en el festejo.  Tal vez fuera porque eran niños, porque yo era "el extranjero de la fiesta" o tal vez porque la madre de la criatura me envió un mensaje a las 10 de la mañana preguntando si sabía hinchar globos y darles forma de animales.

Al llegar allí, me saludó la familia al completo. La madre, alegría toda ella, me los fue introduciendo poco a poco:
  • El padre, que me estrechó la mano con una ceremonia que ni los mejores amigos haciendo juramentos de sangre.
  • El tío, que emanaba gozo y júbilo por todos sus poros (más adelante me di cuenta de su importante función en la fiesta)
  • La tía, que sonrió suave y pellizcó fuerte a su hijo para que me saludase.
  • El primo de 12 años, que se dignó a interrumpir su partida en su iPhone 5 para darme la bienvenida.
  • Y los abuelos. Se inclinaron, derramaron unas cuantas lágrimas de alegría transmitiendo toda su gratitud hacia mí persona, diciendome lo afortunados que sentían de que yo estuviera allí en ese día tan importante para su nieto.

Así que, una vez hecho el más letal ataque psicológico jamás visto me comunicaron que, en efecto, mi función era entretener a los críos durante la fiesta.

- Donde está tu amigo Ilán? - me preguntó la Madre con ojos de pánico - Es nuestro host de la ceremonia!

- Ceremonia, dices? - respondí con mi mejor cara de anfibio, procesando la información e intentándole dar un nuevo significado a la palabra.

- Claro, él será el encargado de leer el programa en el escenario.

Ahhhh y entonces lo entendí. No era una simple fiesta de cumpleaños: era una fiesta de cumpleaños China. Concretamente, de un niño de la provincia de Shaanxi en la cual se celebra una macro-rave cuando alguien cumple 12 años, edad en la que los niños de Shaanxi pasan de ser niños a ser adolescentes. Además, durante la ceremonia el tío debía de otorgar a su sobrino cumpleañero el colgante con forma de corazón y abrirlo delante del público, finalizando así la era de su niñez.
Bueno, no es que entendiera todo eso de golpe, me lo iba explicando la madre mientras miraba el colgante (tamaño mi puño) como si de un horrocrux se tratase.



Le envié a Ilán un mensaje sugiriendo "abortar operación Krusty, era una trampa", y diciéndole que viniese sólo a la comida. A fin de cuentas, era un buen restaurante e iban a servir Pato a la Pekinesa.

Los niños llegaron, el show comenzó, y cada miembro de la familia se fue marcando un speech. Durante el discurso, palabras como "laoshí" (profesor), "wo de pengyou" (nuestro amigo) o incluso mi propio nombre "Tuony" ayudaron bastante en la tarea de darme cuenta de que hablaban de mí.  Asentí, y sonreí mirando a todos. En especial a la abuela, que sostenía mi mano con una mirada de devoción que ni los creyentes camino a la ermita.

La ceremonia fue avanzando, mientras mi preocupación aumentaba al ver cómo los niños devoraban toda la comida de la mesa y miraban con ojos codiosos la mesa de los mayores. Mis temores se confirmaron cuando Viga, el niño gordito, mi estudiante estrella, saltó de su mesa a la mía mirando con ojos desenfocados la fuente de pato a la pekinesa. Y con toda naturalidad, y trapasando cualquier límite de glotonería y mala educación, arrasó con todo. Todo.

- Laoshí, esto está muy bueno! - me decían en chino
- Pues nunca lo sabré - les contestaba en español, para que no me entendieran.

Y entonces se me acercó la madre, a toda pastilla. 

- Tony, es tu turno, entretenlos - susurró la madre secamente.

Lo dijo en un tono que mucho no me gustó. Me recordó al tono que utilizaba mi madre cuando mi hermano y yo éramos pequeños e íbamos en la parte trasera del coche durante un viaje de larga duración. Concretamente, la madre utilizó el mismo tono de "estaos quietos, o me las pagaréis todas juntas" que utilizaba mi madre.  Y hala, después de quitar la anilla a la bomba, y pasármela con una sonrisa, me apremió para que subiera al escenario.

17 niños y unos 150 comensales (que, para más inri, el 90% de ellos eran ajenos a la fiesta) me miraban espectantes. También Ilán me miró espectante, que llegaba en ese momento. Propuse un juego de música, y la madre no quiso. Propuse "a la zapatilla por detrás", y la madre no quiso. Así que omitiendo la nueva y desagradable propuesta que tenía para la madre tras dos negativas, se me ocurrió que podían bailar y cuando yo dijese "STOP!" ellos tenían que parar. El que se moviese, eliminado. Y a la orden de "PLAY!" todos volvían a bailar.  Aquellos que hayan pasado la infancia conmigo sabrán perfectamente de donde viene ese juego y todos los traumas que acarrea ;).



Finalizado el juego y otro momento de vergüenza para mi colección, nos sentamos a comer.

- Por favor, servíos lo que queráis - dijo la madre, señalando las 4 tiras de bambú y zanahoria que quedaban de sobras.

Ilán estaba enfadado. Había madrugado por la promesa de un pato a la pekinesa. No por las sobras que mi alumno estrella no pudo engullir. Pero bueno, al final todo fue bien, y empezaron a sacar platos nuevos de comida.  No fue pato, pero estuvo bastante bueno.

De camino a casa, le estuve contando a mi amigo toda la ceremonia y hablamos de la cantidad de "cara" que había ganado esa familia hoy invitando a dos extranjeros a la fiesta de cumpleaños. ¿Me sentí traicionado? Sí, la verdad. Me avisaron el mismo día de mi función de animador-social y me pidieron que entretuviese a críos delante de toda una planta de un restaurante, utilizando a los abuelos como arma psicológica principal. Me lo acabé pasando bien, y me ha servido para entender mejor cómo funcionan las costumbres socio-culturales de los chinos.  Eso sí, la puñalada trapera de la madre... no me la quita nadie.

lunes, 4 de marzo de 2013

Xièxiè! - 谢谢!


Buenas!

Xiexie o 谢谢, significa gracias en Chino. Es una palabra bonita (fijaos en que los caracteres son especialmente complejos), suena bien y además es algo que a los chinos les gusta mucho escuchar.



Lo que os voy a contar ahora ocurrió cuando llegué, durante los primeros días. Y por aquel entonces, mi vocabulario chino era tan reducido que se podía contar con los dedos de una mano. Concretamente, con los de la mano de Winnie de Pooh: hola y gracias.

Funcionó bien unos días, aplicando el método:

1) Me acerco a alguien y le digo "ni hao!".
2) Ese alguien me contesta diciendo vete a saber tú el qué.
3) Yo respondo "xie xie!", asumiendo que me está dando la bienvenida a la oficina y se alegra mucho de conocerme.

Por supuesto, todo iba acompañado de mi mejor sonrisa y leves asentimientos de cabeza que camuflaban perfectamente mi completa ignorancia del idioma.

El problema (o el incidente-xie-xie, como lo llaman éstos), ocurrió un día en el baño de la empresa, cuando fui a entrar a uno de los pequeños cubículos con retrete. En la puerta indicaba que estaba libre, pero en realidad estaba roto. Y ocupado por un chino.

Pero no lo sabía, así que abrí la puerta, y me encontré a alguien cagando completamente inmerso en el videojuego al que todos los chinos juegan en su móvil. El sujeto, que probablemente desconociese la palabra "rictus", la pudo vivir en carne y hueso. Y en la modalidad de pánico.

El pobre levantó la cara, aterrado igual que Simba en el desfiladero de los ñúes. Y yo sentí que debía darle alguna explicación.  Quiero decir, no creo que sea habitual que el nuevo guiri de la oficina irrumpa en tu momento "noodles" (aquí no desayunan all-bran) y se te quede mirando. Así que frases tipo "Vaya! Lo siento mucho, el indicador de la puerta estaba verde" o "Lo siento, pensaba que no había nadie" formaron fila para salir disparadas.

Y por supuesto, mi zona cerebral dedicada al lenguaje y los idiomas aplicó una muy suprayectiva y complicada función de traducción.

- Xiexie! - le dije, seguido de un silencio durante el cual reflexioné profundamente sobre lo acaba de ocurrir.

¿Sabéis cuando los inmortales mataban a otro de los suyos y absorbían su poder y sabiduría? Pues sentí una fuerte corriente de esas entrando por todo mi cuerpo. Pero esta vez no era poder, así que atesoré de golpe lo que probablemente fuese la reserva de estupidez de la próxima década.



El pobre chinito abrió la boca de par en par. Pero mi cabeza ya estaba en otro lugar, visualizándome a mí mismo como candidato a la corona de Stupidland y compitiendo con todas las aspirantes a Miss Universo, eliminadas en la ronda de preguntas.

Tomé la opción ninja, y salí muy rápido del baño. Y finalmente, recé a un puñado de dioses chinos, pidiendo que el pobre infeliz del baño no fuera de mi departamento y no tuviéramos que vernos las caras nunca más. La verdad es que no me lo he vuelto a encontrar pero, sabiendo lo chismosos que son, probablemente les habló a sus compañeros del trabajo del blanco loco que irrumpió en mitad del cubículo para verlo cagar y agradecerle después las vistas :S.

Saludos!

PD: Por si os encontráis alguna vez en una situación similar, utilizad la expresión "Duìbùqǐ", que sinifica "lo siento" :D. 

sábado, 2 de marzo de 2013

Tren K

Buenas!

Hoy os hablaré del tren K. Uhhh, que bien suena, eh? "Tony, Tony, nos vas a hablar de aquel tren que salió en las noticias y que es la línea férrea de alta velocidad más larga del mundo?"


No. Esos trenes se llaman "G", y cuando tienes un ticket de ese high-speed-train en tu poder, sientes que tienes algo caro en las manos, tipo... un billete de safari para disparar unicornios (o elefantes, ya que estamos). Los trenes K son más modestos. Y con modesto, y sin eufemismos aparte, me refiero a lento, abarrotado, sucio y maloliente.


Bueno, lo primero fue conseguir los billetes. No se si sabréis que durante las vacaciones de año nuevo chino, el país se mueve.  Mejor dicho, los chinos se mueven.  Y creedme: no son pocos. De modo que si quieres viajar en febrero, compras los billetes de tren enero. Y si eres nuevo y nunca has jugado al juego de "viaja-en-china-durante-el-spring-festival" pues te quedarás atrapado en alguna de las ciudades de tu viaje porque, sencillamente, no hay billetes para ir a ningún sitio.

Mi amiga Amelie, veterana y curtida en el arte del juego, nos compró los billetes de todo el viaje con mucha antelación. La verdad es que pensábamos comprarlo todo a última hora (como buen español y mexicano que somos), y me alegré muchísimo de no haberlo dejado para el final. Sobre todo cuando conocí a varias personas en el albergue de Xian que tuvieron que gastarse mucha pasta en aviones reservados de un día para otro.

El recorrido fue Yangxin - Xiangyang. Siete horitas que tendré presente en futuras ocasiones cuando tome un tren :D.


La sorpresa fue cuando no comprobaron los billetes en la estación. Simplemente pasamos. "Claro, sois blancos" - dijo mi amiga toda contenta, que pudo pasar con nosotros. Pfff lo mismo dio, el tren estaba abarrotado. Gente en el suelo, gente de pie, gente sentada, gente sentada en gente... aquello estaba más petado que una Apple Store de hipster el día del lanzamiento de un iSomething.

Impacto inicial al llegar. Blancos!! Conmoción, fotos furtivas, risas nerviosas... lo de siempre. La alegría colectiva despareció cuando se dieron cuenta de que los blancos se querían sentar en los asientos que habían pagado. Ahora era el turno de las caras de pena, morritos y conversaciones en chino a toda pastilla que sugerían que teníamos la misma probabilidad de sentarnos que un día soleado durante cualquier de las dos ferias de mi pueblo.

Yo conseguí mi sitio echando a la china del asiento, disminuyendo así mi índice de popularidad entre la chinada. Si eres blanco, es importante mantener ese índice a unos niveles elevados, pues los chinos son más amables contigo. Así que tras mi comportamiento de "blanco-llega-conquista-y-quita-asientos" tuve que ganar cara con los indios chinos. ¿Cómo? Pues preguntándoles con una cálida sonrisa si habían disfrutado de la latada de pesudo-fabada austriana que se habían hincado "a galet" entre eructo y eructo delante de mí.

Por otra parte, Ilán no tuvo tanta suerte. Los ocupas de la fila de tres asientos no se quisieron apartar y tuvo que estar un rato de pie. Al final se cansó, y se chivó al revisor (ahí el índice por los suelos, pero como dijo él: "me vale madres"). Los ocupas se reagruparon y decidieron que donde caben tres, caben cuatro. Si lo pensáis detenidamente no es una mala filosofía, y fomenta la solidaridad.  Los problemas empiezan cuando se lleva esta filosofía al extremo y se aplica el proverbio chino "En un tren K, donde caben 250, caben 450".

Nos hicieron muchas preguntas.  Algunas de las más memorables:

- ¿Sois hermanos? - preguntó la joven naca del tren - Es que os parecéis muchísimo. Un "vosotros también os parecéis muchísimo. Todos" se quedó castigado sin salir de mis labios.

- ¿Por qué viajáis en clase K? Sois blancos, sois ricos. Deberíais viajar en avión. Les iba a contestar, pero todos nos miraban asintiendo, así que me limité a sonreir encogiendo los hombros. El mismo tipo de sonrisa que pondría Kate Winslet si los tipos de tercera clase le preguntasen que qué hacía metida en esa zona del Titanic.

En resumidas: goteras, carros de comida abiertos, gente sentada en el suelo, chinas con el móvil a toda pastilla, pieles de fruta y restos de comida rodando por los pasillos, como sardinas en latas! Ah, y todo amenizado con una banda sonora de pedos, eructos y escupitajos.

Aún así, formó parte de la experiencia y no me arrepiento de haberme subido al tren K :D


jueves, 28 de febrero de 2013

Feliz año nuevo!


Buenas a todos y feliz año!!

Una vez pasado el año nuevo chino y el festival de las linternas, podemos dar por finalizadas las vacaciones.  Me he dado cuenta esta mañana al ver a los trabajadores de mi edificio quitar, y muy a su pesar debo añadir, las lámparas chinas que colgaban de todos los edificios del país.

Como os puse en el post anterior, este mes de febrero estuve viajando por China. Y la razón por la cual aún no he escrito, es porque tengo una colección de ideas, vivencias y experiencias que contar rondando caóticamente por mi cabeza.  Eso, sin contar con que mi bandeja de entrada está tan llena que hace 1 semana que envío e-mails encabezados por un “Siento responder tan tarde”.

Anyway, el recorrido fue el que muestra la imagen:


Podría ir escribiendo posts en el blog en plan diario contando lo que hicimos cada día, pero no, va a ser muy aburrido.  Así que, siguiendo la línea satírica-sarcástica del blog os acercaré las cosas más singulares e impactantes de la experiencia a mi manera,  siempre con material visual/audiovisual ;).

Saludos, e iré colgando entradas a medida que vaya transcribiendo notas de mi libreta!