lunes, 4 de marzo de 2013

Xièxiè! - 谢谢!


Buenas!

Xiexie o 谢谢, significa gracias en Chino. Es una palabra bonita (fijaos en que los caracteres son especialmente complejos), suena bien y además es algo que a los chinos les gusta mucho escuchar.



Lo que os voy a contar ahora ocurrió cuando llegué, durante los primeros días. Y por aquel entonces, mi vocabulario chino era tan reducido que se podía contar con los dedos de una mano. Concretamente, con los de la mano de Winnie de Pooh: hola y gracias.

Funcionó bien unos días, aplicando el método:

1) Me acerco a alguien y le digo "ni hao!".
2) Ese alguien me contesta diciendo vete a saber tú el qué.
3) Yo respondo "xie xie!", asumiendo que me está dando la bienvenida a la oficina y se alegra mucho de conocerme.

Por supuesto, todo iba acompañado de mi mejor sonrisa y leves asentimientos de cabeza que camuflaban perfectamente mi completa ignorancia del idioma.

El problema (o el incidente-xie-xie, como lo llaman éstos), ocurrió un día en el baño de la empresa, cuando fui a entrar a uno de los pequeños cubículos con retrete. En la puerta indicaba que estaba libre, pero en realidad estaba roto. Y ocupado por un chino.

Pero no lo sabía, así que abrí la puerta, y me encontré a alguien cagando completamente inmerso en el videojuego al que todos los chinos juegan en su móvil. El sujeto, que probablemente desconociese la palabra "rictus", la pudo vivir en carne y hueso. Y en la modalidad de pánico.

El pobre levantó la cara, aterrado igual que Simba en el desfiladero de los ñúes. Y yo sentí que debía darle alguna explicación.  Quiero decir, no creo que sea habitual que el nuevo guiri de la oficina irrumpa en tu momento "noodles" (aquí no desayunan all-bran) y se te quede mirando. Así que frases tipo "Vaya! Lo siento mucho, el indicador de la puerta estaba verde" o "Lo siento, pensaba que no había nadie" formaron fila para salir disparadas.

Y por supuesto, mi zona cerebral dedicada al lenguaje y los idiomas aplicó una muy suprayectiva y complicada función de traducción.

- Xiexie! - le dije, seguido de un silencio durante el cual reflexioné profundamente sobre lo acaba de ocurrir.

¿Sabéis cuando los inmortales mataban a otro de los suyos y absorbían su poder y sabiduría? Pues sentí una fuerte corriente de esas entrando por todo mi cuerpo. Pero esta vez no era poder, así que atesoré de golpe lo que probablemente fuese la reserva de estupidez de la próxima década.



El pobre chinito abrió la boca de par en par. Pero mi cabeza ya estaba en otro lugar, visualizándome a mí mismo como candidato a la corona de Stupidland y compitiendo con todas las aspirantes a Miss Universo, eliminadas en la ronda de preguntas.

Tomé la opción ninja, y salí muy rápido del baño. Y finalmente, recé a un puñado de dioses chinos, pidiendo que el pobre infeliz del baño no fuera de mi departamento y no tuviéramos que vernos las caras nunca más. La verdad es que no me lo he vuelto a encontrar pero, sabiendo lo chismosos que son, probablemente les habló a sus compañeros del trabajo del blanco loco que irrumpió en mitad del cubículo para verlo cagar y agradecerle después las vistas :S.

Saludos!

PD: Por si os encontráis alguna vez en una situación similar, utilizad la expresión "Duìbùqǐ", que sinifica "lo siento" :D. 

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