sábado, 2 de marzo de 2013

Tren K

Buenas!

Hoy os hablaré del tren K. Uhhh, que bien suena, eh? "Tony, Tony, nos vas a hablar de aquel tren que salió en las noticias y que es la línea férrea de alta velocidad más larga del mundo?"


No. Esos trenes se llaman "G", y cuando tienes un ticket de ese high-speed-train en tu poder, sientes que tienes algo caro en las manos, tipo... un billete de safari para disparar unicornios (o elefantes, ya que estamos). Los trenes K son más modestos. Y con modesto, y sin eufemismos aparte, me refiero a lento, abarrotado, sucio y maloliente.


Bueno, lo primero fue conseguir los billetes. No se si sabréis que durante las vacaciones de año nuevo chino, el país se mueve.  Mejor dicho, los chinos se mueven.  Y creedme: no son pocos. De modo que si quieres viajar en febrero, compras los billetes de tren enero. Y si eres nuevo y nunca has jugado al juego de "viaja-en-china-durante-el-spring-festival" pues te quedarás atrapado en alguna de las ciudades de tu viaje porque, sencillamente, no hay billetes para ir a ningún sitio.

Mi amiga Amelie, veterana y curtida en el arte del juego, nos compró los billetes de todo el viaje con mucha antelación. La verdad es que pensábamos comprarlo todo a última hora (como buen español y mexicano que somos), y me alegré muchísimo de no haberlo dejado para el final. Sobre todo cuando conocí a varias personas en el albergue de Xian que tuvieron que gastarse mucha pasta en aviones reservados de un día para otro.

El recorrido fue Yangxin - Xiangyang. Siete horitas que tendré presente en futuras ocasiones cuando tome un tren :D.


La sorpresa fue cuando no comprobaron los billetes en la estación. Simplemente pasamos. "Claro, sois blancos" - dijo mi amiga toda contenta, que pudo pasar con nosotros. Pfff lo mismo dio, el tren estaba abarrotado. Gente en el suelo, gente de pie, gente sentada, gente sentada en gente... aquello estaba más petado que una Apple Store de hipster el día del lanzamiento de un iSomething.

Impacto inicial al llegar. Blancos!! Conmoción, fotos furtivas, risas nerviosas... lo de siempre. La alegría colectiva despareció cuando se dieron cuenta de que los blancos se querían sentar en los asientos que habían pagado. Ahora era el turno de las caras de pena, morritos y conversaciones en chino a toda pastilla que sugerían que teníamos la misma probabilidad de sentarnos que un día soleado durante cualquier de las dos ferias de mi pueblo.

Yo conseguí mi sitio echando a la china del asiento, disminuyendo así mi índice de popularidad entre la chinada. Si eres blanco, es importante mantener ese índice a unos niveles elevados, pues los chinos son más amables contigo. Así que tras mi comportamiento de "blanco-llega-conquista-y-quita-asientos" tuve que ganar cara con los indios chinos. ¿Cómo? Pues preguntándoles con una cálida sonrisa si habían disfrutado de la latada de pesudo-fabada austriana que se habían hincado "a galet" entre eructo y eructo delante de mí.

Por otra parte, Ilán no tuvo tanta suerte. Los ocupas de la fila de tres asientos no se quisieron apartar y tuvo que estar un rato de pie. Al final se cansó, y se chivó al revisor (ahí el índice por los suelos, pero como dijo él: "me vale madres"). Los ocupas se reagruparon y decidieron que donde caben tres, caben cuatro. Si lo pensáis detenidamente no es una mala filosofía, y fomenta la solidaridad.  Los problemas empiezan cuando se lleva esta filosofía al extremo y se aplica el proverbio chino "En un tren K, donde caben 250, caben 450".

Nos hicieron muchas preguntas.  Algunas de las más memorables:

- ¿Sois hermanos? - preguntó la joven naca del tren - Es que os parecéis muchísimo. Un "vosotros también os parecéis muchísimo. Todos" se quedó castigado sin salir de mis labios.

- ¿Por qué viajáis en clase K? Sois blancos, sois ricos. Deberíais viajar en avión. Les iba a contestar, pero todos nos miraban asintiendo, así que me limité a sonreir encogiendo los hombros. El mismo tipo de sonrisa que pondría Kate Winslet si los tipos de tercera clase le preguntasen que qué hacía metida en esa zona del Titanic.

En resumidas: goteras, carros de comida abiertos, gente sentada en el suelo, chinas con el móvil a toda pastilla, pieles de fruta y restos de comida rodando por los pasillos, como sardinas en latas! Ah, y todo amenizado con una banda sonora de pedos, eructos y escupitajos.

Aún así, formó parte de la experiencia y no me arrepiento de haberme subido al tren K :D


2 comentarios:

  1. Con la mitad de la mitad de gente ,era parecido cuando a finales de los 70, se viajaba en autobus valde-alcañiz para empezar el conductor paraba en todos los bares de los pueblos de la ruta y los lunes en un autobus de 60 plazas como subian los estundiantes que se quedaban internos en los colegio podian subir 80 .
    Y mas cosas que ya te contare una vez subio al bus una moto.
    No te digo mas y como se coloco, en el autobus eso Si no pago billete.

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  2. "Teníamos la misma probabilidad de sentarnos que un día soleado durante cualquiera de las dos ferias de mi pueblo" Me mueroo jajaja

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